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La administración adecuada de nuestros recursos es de gran relevancia en todas las etapas de la vida, y en la adolescencia es cuando alcanzamos el punto en que las decisiones económicas empiezan a cobrar otra dimensión. La adultez se encuentra a la vuelta de la esquina y las consecuencias de nuestros actos tienen mayores repercusiones.

A propósito del tema, en ProUsuario estrenamos nuestro rincón joven y queremos compartirte el tipo de consejos financieros que a muchos nos hubiera gustado recibir durante la adolescencia.

Prepárate

Los hábitos cultivados durante esta etapa de tu vida tendrán una repercusión significativa durante los años siguientes. Si hasta ahora no has prestado atención al manejo de tu dinero, es hora de asumir que esos días acabaron. Estás entrando a la adultez y deberías ir reflexionando sobre tus objetivos a largo plazo y cómo te prepararás para conseguirlos.

Por eso, debes ver el actual período como la antesala para aprovechar las oportunidades futuras de la mejor manera posible.

Lo más probable es que todavía seas dependiente económicamente de tus padres o de otro familiar o allegado, pero eso no debería ser un impedimento para que vayas tomando conciencia sobre sobre la importancia del manejo adecuado del dinero. Es momento de que entiendas que el tema financiero nunca ocupa un lugar secundario, sino que gran parte de los objetivos alcanzados en tu vida dependerán de ello.

¿Cómo puedes saber si el ejemplo que recibiste no fue el ideal? Dos señales inequívocas pueden ser el endeudamiento constante para gastos cotidianos de la casa o la dificultad para hacer frente a los imprevistos.

Así que, el primer paso es despojarte de los hábitos e ideas poco beneficiosas para tus finanzas que quizás aprendiste en el hogar. Ya eres grande para pensar por ti mismo/a y tomar tus propias decisiones, sobre todo cuando las lecciones aprendidas de tus padres no han sido las mejores.

En resumen: inicia la práctica de controlar tus ingresos y gastos. Como principio general, evita endeudarte para gastar o, en otras palabras, no consumas los ingresos que esperas recibir en el futuro.

Ahorra, ahorra, ahorra…

Comienza a establecer metas pequeñas. Esto te permitirá cultivar el hábito del ahorro para lograr tus objetivos, en lugar del en endeudamiento de último minuto.

Si eres menor de edad, existen instituciones financieras, como las asociaciones de ahorros y préstamos, que cuentan con productos de ahorro diseñados para niños y adolescentes. Solo requieren de la autorización de uno de los padres o tutor.

Además, esta etapa de la vida puede ser un momento ideal para iniciarte en el ahorro de largo plazo con la separación de una pequeña parte de tus ingresos y destinarlos a una cuenta que con los años pueda generar intereses sobre intereses. No tiene que ser demasiado. En este punto la prioridad es hacerlo consistentemente.

Edúcate

En esta etapa de tu vida, antes que la inserción laboral, lo ideal es que te enfoques en educarte.

Una buena formación será una de las mejores inversiones de tu vida. Nunca perderá su valor y siempre podrá sacarle provecho.

Es cierto que no todo el mundo puede permitirse dedicar todo su tiempo a estudiar. Si ese es tu caso, trata de conseguir algún empleo que te ofrezca flexibilidad de horario de manera que nunca descuides tu formación académica. Recuerda que en esta etapa de tu vida la prioridad debe ser terminar los estudios, luego adquirir experiencia profesional en el área estudiada y seguir por el camino de la especialización. Ese orden podría abrirte las puertas a mejores condiciones de ingresos.

Si no cuentas con suficientes recursos, puedes aplicar a becas gubernamentales o al crédito educativo con el aval de tus padres o algún allegado.

Además…

-Evita la compra de productos y servicios solo para impresionar. No sucumbas a la presión de tu entorno. Dime con quién te juntas y te diré cómo gastas.

-Prioriza las opciones gratuitas de entretenimiento.

-Antes de adquirir un producto financiero (cuentas, tarjetas, préstamos…) aprende para qué sirve y cómo funciona. Luego pregúntate si de verdad lo necesitas.

-Edúcate financieramente. Lee al respecto y aprovecha los recursos que la era de la información pone a tu disposición.

-Aprovecha las ventajas de los productos financieros dirigidos a los jóvenes.

-Coleccionar tarjetas de crédito no es cool. Las consecuencias de su mal manejo te pueden acompañar por buena parte de tu vida adulta.  

-Ten presente que tu comportamiento financiero, sea responsable o descuidado, trae consigo consecuencias. Por ello, asegúrate de crear un buen crediticio. Aquí algunos consejos sobre el tema.

Otro artículo que podría ayudarte es ¿Tu primer empleo? Empieza administrando tus ingresos con buen pie

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