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Este es un inicio de año extraordinario, pues además del típico desequilibrio luego de las fiestas navideñas, a este enero se agrega la sombra de una crisis sanitaria global con fuerte impacto económico, expresado en la pérdida de empleos y el aumento de la pobreza. 

A la vez, tenemos que 2021 se erige como el año que promete hacer posible que convirtamos en fantasma la pandemia, por lo que de algún modo nos encuentra con una maleta llena de comienzos, deseos elevados y propósitos renovadores.

En este contexto tan atípico debemos ser particularmente conscientes de nuestras responsabilidades y limitaciones a la hora de planificar nuestras finanzas.

¿Qué tal si esta vez desechamos las viejas prácticas que abandonamos en cuestión de días y nos planteamos las cosas de manera diferente? En este post sugerimos unos pocos pasos con los que podrías abrir las puertas hacia un 2021 verdaderamente próspero, o por lo menos estable.

1. Ten conciencia del estado de tus finanzas

Muchos de los problemas económicos personales podrían evitarse si tomas papel y lápiz y sencillamente restas tus gastos de un mes a tus ingresos regulares del mismo período, si identificas renglones de gastos y ponderas su importancia, o bien, si estudias detenidamente el estado de cuenta de tu tarjeta.

La sola observación y simples operaciones aritméticas te podrían dar pistas valiosísimas de si tu bolsillo tiene un agujero y cómo subsanarlo, o de que tienes oportunidades de ahorro o inversión que no estás aprovechando adecuadamente.

Es recomendable partir del criterio de que la salud financiera depende más de cómo uses los recursos que de cuánto ingreses. Un salario de seis cifras no es sinónimo de salud financiera. Más bien, puede generarte un falso sentido de inmunidad al virus de la ruina financiera personal, que querámoslo o no, siempre tiene posibilidad de contagiarnos. Del mismo modo, un ingreso reducido, aunque implica más limitaciones, rendirá más si gastas con cautela.

2. Haz un presupuesto

Es probable que hacer una lista con tus gastos recurrentes no sea la opción más divertida para el sábado en la tarde. Pero si piensas en el dolor de cabeza que produce o podría producir una situación de estrés por motivos económicos, quizás te sacudas la pereza.

El presupuesto es uno de esos pasos que no te puedes saltar si deseas emprender el viaje hacia la tierra de la tranquilidad financiera.

Es simple. Solo tienes que comprometerte contigo mismo/a por escrito a destinar, cada mes, una determinada parte de tus ingresos a las necesidades previamente identificadas.

Encuentra aquí nuestra Guía Básica del Presupuesto Personal

3. Ahorra para los imprevistos

Asumir que tus planes saldrán a pedir de boca es pecar de ingenuidad. Las emergencias llegan sin avisar y pueden tambalear hasta al presupuesto mejor organizado.

Una decisión sabia es ser realista y ahorrar para los imprevistos, evitando caer en una espiral de desequilibrio presupuestario, deudas y desánimo de la que te sea difícil salir.

Recuerda, si prevés los imprevistos (valga la contradicción) evitarás que se conviertan en golpes financieros, permitiéndote solucionarlos de forma oportuna y rápida, y ahorrándote gran parte de sus implicaciones emocionales.

4. Concéntrate en pocas metas

Sí, ya sabemos que al leer las recomendaciones previas te has entusiasmado con todo lo que puedes mejorar en tu planificación de este nuevo año. Pero antes de llenar tu hoja de propósitos hasta el final, ten en cuenta que “el que mucho abarca, poco aprieta”.

Sé realista y da un paso a la vez. Una buena forma de abordar tu plan es estableciendo un gran objetivo general, que te propondrás conseguir cumpliendo con metas más pequeñas que sí puedan ser abordadas simultáneamente.

Por ejemplo, si tu propósito principal es ahorrar lo suficiente para comprar tu primer vehículo, debes definir el monto del ahorro mensual requerido según el plazo a que te planteas hacer la compra. Puede ser necesario que cada mes, para asegurar la cuota de ahorro requerida, debas acudir a pequeñas metas inmediatas, del tipo reducir la frecuencia de las salidas costosas, erradicar gastos en membresías que no aprovechas, trabajar algunas horas extra, etc. 

5. Identifica tu talón de Aquiles

Con mucha frecuencia, la causa de los problemas financieros no es la escasez de recursos, sino la mala administración. No importa la cantidad de dinero que percibas, si no sabes distinguir entre necesidades impostergables y deseos no controlados, será imposible que tus finanzas mejoren.

Así que, identifica esas debilidades o excusas que te hacen incurrir en gastos que no se corresponden con tus posibilidades.

Si no te resistes a las ofertas, evita los centros comerciales. Si satisfaces todos los caprichos de tus hijos, empieza a poner límites…

Estos simples consejos te dejarán muy bien encaminado/a en tu travesía hacia la salud financiera. Ojalá que los hagas parte de tu filosofía. Si fallas en alguno de ellos, no te desanimes, a veces implementar hábitos financieros saludables toma algo de tiempo. Lo más importante es empezar a asumir el desafío con seriedad y compromiso.

 

 

 

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