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El acceso a la educación se encuentra estrechamente vinculado a mejores oportunidades laborales. Pero, en ocasiones, las aspiraciones académicas de muchos se ven limitadas por las fronteras nacionales, de manera que se deciden por adquirir su formación de grado o posgrado en el extranjero. 

Se trata de una apuesta que sin dudas tiene el potencial de traer beneficios significativos a nivel profesional, pero a la vez conlleva costos que pueden estresar considerablemente las finanzas personales y del hogar. 

No importa el caso. Si eres un padre o madre que aspira a que sus hijos estudien fuera o si eres tú quien considera la realización académica en el extranjero, el primer paso debe ser la planificación para garantizar que el sueño no se convierta en una pesadilla financiera. 

No pierdas tiempo, empieza a ahorrar  

La decisión de estudiar en el extranjero no puede tomarse a la ligera, pues implica múltiples gastos primarios y secundarios. Por ello, lo recomendable es que uno de los primeros pasos sea la creación de un fondo para tales fines. Incluso si no se ha determinado el programa formativo ni la universidad, no hay tiempo que perder cuando se trata de acumular la mayor cantidad de recursos posibles.

El tamaño del fondo determinará, además, si podrás cursar el programa que encabeza tu lista y no una opción secundaria por razones económicas.

En el caso de la formación de posgrado, generalmente se cuenta con mayor flexibilidad para elegir el momento de los estudios. Una vez identifiques el programa de tu interés y la universidad que lo imparte, puedes definir el plan de ahorro y estimar el momento en que realizarás la especialidad o maestría. Lo ideal es que utilices un instrumento en la moneda del país en el que quieres estudiar.

Asegúrate de tener claro el costo de la carrera, que puede ser muy superior al de la matrícula. Por ejemplo, si es intensivo el consumo de materiales educativos o se contemplan viajes asociados a algunas de las asignaturas. Conviene consultar a alguien que haya estudiado en el país, universidad y, preferiblemente, el mismo plan académico, de forma que te ofrezca un panorama lo más acabado posible sobre su experiencia y los gastos que pudieran surgir.

Proyecta todos los renglones de gastos: costo de alimentación, transporte, vivienda y demás servicios; situación política y estabilidad económica del país de destino, gastos del viaje (visas y pasajes aéreos), seguro médico, actividades de ocio, imprevistos, entre otros.

Ojo: esta tarea implicará un esfuerzo por consultar fuentes de información confiables, no subestimes su importancia. El ejercicio te permitirá poner los pies en la tierra y saber si es momento de iniciar el proceso de matriculación o todavía debes esperar hasta el próximo ciclo de admisiones.

Toma en cuenta que los gastos en el extranjero pueden resultar más elevados de lo que proyectas inicialmente, por lo que un fondo de emergencias será tu principal resguardo.

Hay un factor de importancia irreductible: el retorno que obtendrás de este proceso. Por un lado, está la parte financiera, que hace referencia a las oportunidades laborales y de remuneración que se te abrirán, y por otro, tu satisfacción personal con la experiencia. Ojalá que encuentres la manera de garantizar un equilibrio.

Apoyo financiero

La primera alternativa que deberías evaluar es la posibilidad de acceder a una beca total o parcial. Por eso es recomendable que mantengas una trayectoria favorable en los estudios de grado, pues un buen índice académico será tu principal carta de presentación cuanto te postules para recibir apoyo financiero en tus estudios.

Típicamente los programas de becas provienen del Estado, de organismos internacionales de cooperación y otras instituciones sin fines de lucro. También muchas universidades ofrecen becas completas o precios reducidos para estudiantes que cumplan ciertos requisitos, explora las opciones que tienes.

Otra forma de obtener los recursos que necesitas para tus estudios es a través de un crédito, sea con una entidad de intermediación financiera o instituciones especializadas en préstamos para fines educativos. Se trata de una opción muy popular en algunos países, pero puede ser particularmente delicada en demarcaciones o campos laborales con alto desempleo. Ojalá que, si te seduce esta posibilidad, consigas un programa de financiamiento que incluya un plan de colocación de los egresados en el mercado laboral.

Si entiendes que la carga financiera sobrepasa tus posibilidades, puedes posponer tus estudios por uno o varios años, hasta que hayas reunido el dinero suficiente para costearlos. Por otro lado, considera aplicar a universidades más económicas, la realización de estudios en línea o la elección de un programa local con doble titulación. De igual forma, puedes alcanzar una formación satisfactoria y de calidad por medio de diplomados y programas técnicos.

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