Cualquiera puede sacarle el jugo a su dinero y convertirse en un inversionista. Pero no tan rápido. Lo ideal es que des este paso luego de haber desarrollado hábitos financieros sanos y madurado en tu relación con el dinero.
El ahorro y la inversión son hermanos siameses. Para invertir se requiere de ahorros y, aun en los casos de quienes invierten mediante la solicitud de un préstamos a una entidad financiera, esos recursos provienen de los ahorristas de las entidades de intermediación financiera. Significa que la inversión empieza por el ahorro.
Para estrenarte en el mundo de las inversiones, deben darse ciertas condiciones. La primera es acumular un excedente de recursos todos los meses o que recibas ingresos extraordinarios, por ejemplo, el salario adicional de diciembre o el bono pagado por las empresas a sus empleados al cierre del año fiscal cuando han obtenido beneficios.
Invertir debería ser una de tus aspiraciones financieras. Pero, si no cuentas con ingresos extraordinarios, debes elaborar un buen plan de ahorros (Guía básica del ahorro).
Antes de dar el salto a instrumentos más complejos y riesgosos, lo ideal es que te inicies con los títulos que ofrece la banca. Su sencillez y flexibilidad se ajustan a las necesidades de quienes cuentan con poco entrenamiento en el campo de las inversiones.
Por el simple hecho de depositar tu dinero en una entidad financiera se generan intereses a tu favor. Este beneficio se conoce como tasa pasiva.
La banca ofrece oportunidades de inversión por medio de los certificados financieros. Estos se clasifican en certificados de redención anticipada y no anticipada. En el primer caso, significa que puedes disponer de tus recursos cuando lo desees sin que te cobren cargos adicionales.
En el caso de los certificados sin redención anticipada, la entidad financiera acuerda con los clientes unos beneficios determinados por un período previamente acordado. Si el cliente solicita sus ahorros antes del tiempo pactado, es sujeto de una penalidad monetaria acorde a lo establecido en el contrato.
Si tu interés está en instrumentos más complejos, es recomendable que dediques suficiente tiempo a determinar el nivel de riesgo que puedes asumir y a conocer las opciones que tienes. Nunca subestimes la importancia de informarte y educarte adecuadamente en este campo.
Además del esfuerzo propio por comprender los instrumentos de inversión, es recomendable que pidas ayuda a alguien con bastos conocimientos en el área, sobre todo si piensas empezar con cantidades importantes.
Generalmente los activos financieros cuentan con calificaciones de riesgo orientativas que indican con cierto nivel de certeza a qué te expones.
Además de los productos de la banca, existe la opción de obtener beneficios a través de instrumentos del mercado dominicano de valores como: deuda gubernamental, deuda empresarial, fondos de inversión y fideicomisos.
El interés en invertir puede hacernos tomar riesgos importantes. Que el afán de rentas no nuble tu juicio. A mayor beneficio, mayor riesgo de que pierdas la inversión inicial. Así que procura que el deseo de generar ganancias no te exponga a operaciones fraudulentas de captaciones de recursos. “Mayor rendimiento, mayor riesgo. Y… si parece un fraude, es un fraude”, asegura el analista financiero César Perelló.