La liquidez se refiere a la capacidad de un individuo, hogar y/o empresa de convertir sus activos en efectivo, para cumplir con sus gastos y deudas a un corto plazo, sin pérdidas de valor significativas.
Todos los agentes de la economía tenemos compromisos y obligaciones a corto plazo. Así como las familias tienen que cubrir su alimentación, la educación de los hijos, las facturas del hogar y demás, las empresas deben pagar los salarios, la renta o servicios de un local y cumplir con el pago de impuestos. Para todos es de suma importancia contar con activos convertibles en efectivo, que nos permitan hacer frente a estas obligaciones. El dinero en efectivo es altamente líquido, ya que podemos usarlo fácilmente para realizar diversos tipos de compras, en cambio, una casa o un vehículo son menos líquidos, ya que toma más tiempo venderlos y convertirlos en dinero.
¿Cómo puedo medir mi liquidez?
Una forma de estimar o calcular la liquidez personal es dividiendo el efectivo que se posee, o equivalentes de efectivo, como bonos, acciones o títulos negociables; por la suma de los gastos mensuales que tenemos. El número resultante es un índice de liquidez, es decir, un estimado de cuántos meses podríamos cubrir dichos gastos, utilizando únicamente nuestras reservas de efectivo.
A modo de ejemplo, digamos que tenemos RD$ 80,000.00 de ingresos, si los gastos mensuales suman RD$ 20,000.00, el índice de liquidez es 4.0. Esto quiere decir que podríamos cubrir ese mismo nivel de gastos durante cuatro meses, en caso de que algún suceso pudiera afectar la entrada de ingresos, como sería la pérdida del empleo. Si bien se recomienda tener una especie de colchón de liquidez (fondo de emergencia o, en buen dominicano, un clavito), que cubra, al menos, nuestros gastos de 3 a 6 meses; la realidad es que la situación de cada uno y cada una es única. Lo importante es que tratemos de iniciar este ejercicio, a fin de poder ir acumulando de manera paulatina esta reserva.
Otra métrica que puede arrojar luz sobre la salud financiera personal es la relación entre activos líquidos (efectivo y equivalentes de efectivo), y el nivel de patrimonio neto. ¿A qué nos referimos con el término “patrimonio neto”? Es el valor del conjunto de los activos que posee un individuo, como cuentas por cobrar, vehículos, inmuebles, muebles, etc.; deduciendo de este grupo los pasivos, que son aquellas deudas o préstamos que se posee.
Para calcular el indicador, se divide el efectivo y equivalentes de efectivo, entre el patrimonio neto. Si el porcentaje resultante es inferior al 15%, podría significar que gran parte de su patrimonio está concentrado en activos no líquidos o que pueden ser de convertibilidad más lenta, es decir, que no los podemos utilizar de manera inmediata, para la adquisición de bienes y/o servicios. Pero esta porción puede ser planificada; he aquí donde tus decisiones y acciones juegan un papel importante.
¿Cómo administro correctamente mi liquidez?
Para administrar correctamente la liquidez es importante seguir algunos lineamientos clave, propios del mundo financiero. A continuación, algunos pasos básicos a seguir, para lograr una buena administración de tu liquidez:
¿En qué puedo invertir mi liquidez?
El sistema financiero y el mercado de valores de la República Dominicana ofrecen diversas opciones que pueden adaptarse a diferentes perfiles de inversores y objetivos financieros. Entre las alternativas más comunes se encuentran:
Algunas ventajas de invertir a través de una AFI son: 1) Los fondos están diversificados ya que poseen un portafolio con distintas inversiones, y así no pones todos tus huevos en una canasta; 2) El aportante escoge el fondo que se ajuste a sus objetivos financieros y horizontes de tiempo.
Lo importante en el proceso de conocer y medir nuestra liquidez es que cultivemos un pensamiento proactivo y que contemos con herramientas digitales que nos ayuden a conseguir nuestros objetivos. Asimismo, siempre es conveniente optar por invertir en instrumentos emitidos por entidades de intermediación financiera, por medio de puestos de bolsa o por las AFI, resaltando que debemos cerciorarnos de que las mismas estén debidamente registradas por el organismo que las regule.
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