Las dificultades son parte del trayecto de la vida, las cosas no siempre salen a la primera y no hay nada malo en equivocarse, siempre y cuando se tenga la disposición de corregir el error luego de identificarlo. El aspecto financiero no es la excepción. Cuando se trata de manejar préstamos o tarjetas de crédito debemos tener un cuidado especial para no caer en malos hábitos, como la falta de planificación o el consumo por encima de nuestra posibilidad de pago. Es importante evitar entrar en un ciclo negativo de deudas y compromisos financieros difíciles de afrontar, que se verán reflejados en lo que llamamos historial crediticio.
Si bien es cierto que tanto la clasificación regulatoria como el score crediticio son un reflejo o referencia de tu perfil de crédito e inciden en qué tan atractivo eres para que las entidades de intermediación financiera (EIF) puedan ofrecerte un producto, no es menos cierto que te puede surgir la siguiente duda: ¿Por qué no mejora mi score, aunque tenga la mejor clasificación regulatoria posible? Para responder a esta inquietud, primero tenemos que comprender los componentes de ambos indicadores y sus diferencias.
El impuesto de emisión de cheques y pagos por transferencias electrónicas es una disposición del Código Tributario, que aplica tanto a personas como empresas y se calcula a una tasa de 1.5 por mil (RD $0.0015 o 0.15% por cada peso), sobre el valor de los cheques de cualquier naturaleza pagados por las entidades de intermediación financiera (EIF)1 y sobre las transferencias o pagos electrónicos realizados a terceros. Según lo indica la ley, la entidad financiera actúa como intermediaria para retener los recursos correspondientes al pago del impuesto, cuyo destino es la Dirección General de Impuestos Internos (DGII).
Antes de otorgar un producto o servicio a cualquier cliente, las entidades financieras agotan un proceso de depuración, que incluye determinar el nivel de exposición de su nueva/o usuaria/o a los delitos de lavado de activos, financiamiento del terrorismo y de la proliferación de armas de destrucción masiva. A esto se le conoce como Debida Diligencia.
Se puede definir como cheque a una orden incondicional de pago, emitida por una persona física o jurídica (el librador), para que el banco o entidad de intermediación financiera (el librado) entregue una cantidad determinada de dinero a otra persona (el beneficiario).
El certificado de depósito es un instrumento de inversión ofrecido por las entidades de intermediación financiera, que permite un mayor retorno que las cuentas de ahorro. Los certificados se adquieren por un período determinado acordado con la entidad al momento de firmar el contrato. De ahí que también se le conozcan como “depósitos a plazo fijo”.
El historial crediticio es un registro que describe cómo has manejado tus deudas a lo largo del tiempo. Este refleja tu comportamiento de pago y, en base a esta información, se determina qué tan probable es que cumplas de manera idónea con el saldo de futuros créditos. Si por alguna razón has dejado de pagar una deuda al banco u otra empresa, tu historial se verá afectado, lo que significa que las probabilidades de acceder a un préstamo o servicio básico (telefonía, electricidad, entre otros) se reducen. No obstante, existe la posibilidad de que te recuperes y, posteriormente, se borre “la mancha” de impago de tu historial.
Al evaluar a sus clientes, las entidades financieras deben cumplir con ciertas normativas diseñadas para garantizar su propia integridad y la del sistema. En esta entrega de nuestro blog, te presentamos algunas opciones que podrías considerar en caso de que tú o algún conocido enfrente dificultades para acceder a una cuenta bancaria.
Recibir la noticia de que te han negado un crédito puede ser un poco frustrante, principalmente si tienes la convicción de que tu situación financiera actual te permite asumir el compromiso y honrarlo satisfactoriamente. Pero no es el fin del mundo, hay acciones que puedes tomar para tener éxito en una próxima ocasión.
Los instrumentos de deuda son bastante útiles para alcanzar tus objetivos financieros. El detalle está en que requieren de cierto nivel de cuidado y disciplina para que sus beneficios no se reviertan y termines cayendo en una situación de sobreendeudamiento.