Las dificultades son parte del trayecto de la vida, las cosas no siempre salen a la primera y no hay nada malo en equivocarse, siempre y cuando se tenga la disposición de corregir el error luego de identificarlo. El aspecto financiero no es la excepción. Cuando se trata de manejar préstamos o tarjetas de crédito debemos tener un cuidado especial para no caer en malos hábitos, como la falta de planificación o el consumo por encima de nuestra posibilidad de pago. Es importante evitar entrar en un ciclo negativo de deudas y compromisos financieros difíciles de afrontar, que se verán reflejados en lo que llamamos historial crediticio.
Si bien es cierto que tanto la clasificación regulatoria como el score crediticio son un reflejo o referencia de tu perfil de crédito e inciden en qué tan atractivo eres para que las entidades de intermediación financiera (EIF) puedan ofrecerte un producto, no es menos cierto que te puede surgir la siguiente duda: ¿Por qué no mejora mi score, aunque tenga la mejor clasificación regulatoria posible? Para responder a esta inquietud, primero tenemos que comprender los componentes de ambos indicadores y sus diferencias.
El certificado de depósito es un instrumento de inversión ofrecido por las entidades de intermediación financiera, que permite un mayor retorno que las cuentas de ahorro. Los certificados se adquieren por un período determinado acordado con la entidad al momento de firmar el contrato. De ahí que también se le conozcan como “depósitos a plazo fijo”.
El historial crediticio es un registro que describe cómo has manejado tus deudas a lo largo del tiempo. Este refleja tu comportamiento de pago y, en base a esta información, se determina qué tan probable es que cumplas de manera idónea con el saldo de futuros créditos. Si por alguna razón has dejado de pagar una deuda al banco u otra empresa, tu historial se verá afectado, lo que significa que las probabilidades de acceder a un préstamo o servicio básico (telefonía, electricidad, entre otros) se reducen. No obstante, existe la posibilidad de que te recuperes y, posteriormente, se borre “la mancha” de impago de tu historial.
Disfrutar de unas finanzas saludables no se limita a mantener los gastos a raya. Aunque seas de quienes viven de acuerdo con sus posibilidades, hay situaciones inesperadas en las que definitivamente favorece tener un clavo.
Cuando se trata del manejo inteligente de las finanzas, siempre viene bien la búsqueda de alternativas para la reducción de nuestros gastos fijos. Los alimentos y bebidas pertenecen al grupo de productos cuyo margen para recortar es limitado. Pero no todo está perdido.
El ahorro es básico para alcanzar y mantener unas finanzas sanas. Esta práctica se encuentra estrechamente relacionada a hábitos beneficiosos para tu bolsillo, como gastar con inteligencia y de manera planificada.
Si eres muy joven y estás en tus veinte, es posible que el término ‘retiro’ ni te pase por la cabeza. Probablemente tu foco está en todas las metas personales y financieras que quieres cumplir a corto y mediano plazo, pero es importante que sepas lo siguiente: estás en la edad idónea para comenzar a planificar tu retiro. Así como lo lees: el mejor momento para comenzar a ahorrar para el retiro es cuando inicias tu vida laboral.
Como usuario financiero te corresponde el acceso a toda la información de la cual eres titular. La App ProUsuario está a tu disposición desde cualquier dispositivo vía web y te permite mantenerte al tanto de la evolución de tus créditos mediante el módulo Consulta crediticia.
Una recomendación importante para manejar nuestros productos financieros es la de tener claridad del estatus en que se encuentra cada uno y conocer todas las condiciones que aplican respecto a los mismos, ya que cada acción que tomemos o dejemos de tomar es nuestra responsabilidad y trae sus consecuencias en nuestras finanzas.