Se acercan los últimos días del año y, con ellos, las tradicionales compras festivas. Si bien es una temporada que puede provocar un mayor nivel de excitación, también tiene el potencial de desequilibrar tus finanzas durante meses, inclusive, años.
El dinero es nuestro respaldo para intercambiar bienes y servicios. Tiene la particularidad de que si no le prestamos la atención adecuada simplemente no se queda con nosotros. Es común ver cómo muchas personas, aunque ganen más, nunca tienen el dinero suficiente para cubrir sus necesidades vitales.
Los servicios financieros permiten múltiples posibilidades a la hora de gestionar tus recursos. Dependiendo de su uso, pueden convertirse en aliados de tu bienestar financiero o en obligaciones con implicaciones que no siempre son agradables.
Como usuario financiero te corresponde el acceso a toda la información de la cual eres titular. La App ProUsuario está a tu disposición desde cualquier dispositivo vía web y te permite mantenerte al tanto de la evolución de tus créditos mediante el módulo Consulta crediticia.
Las salidas sociales pueden tener efectos bastante positivos en tu estabilidad emocional, pero a la vez existe el riesgo de que, si no las planificas, supongan desequilibrios financieros capaces de revertir todos los beneficios que generan.
La inflación es una variable económica que hace referencia al aumento de los precios de los productos y servicios intercambiados en un país en un período determinado.
En los últimos años el término educación financiera ha cobrado popularidad en distintos ámbitos. Su auge se explica porque antes era una expresión que utilizaban exclusivamente los expertos en el área económica. Hoy en día muchas personas han decidido conocer acerca de ésta, pues en una definición simple permite aprender a administrar e invertir los recursos. De esa manera, aprenden a obtener, administrar e invertir tu propio capital.
Cualquiera puede sacarle el jugo a su dinero y convertirse en un inversionista. Pero no tan rápido. Lo ideal es que des este paso luego de haber desarrollado hábitos financieros sanos y madurado en tu relación con el dinero.
La salud financiera depende, en gran medida, del equilibrio constante entre nuestros ingresos y gastos. Como los ingresos suelen ser una variable más difícil de controlar, es posible que, al aplicar esta fórmula, el mayor peso descanse sobre nuestros hábitos de consumo.
A todos nos ha pasado que, el día menos indicado, el celular pega un salto mortal y queda con la pantalla inservible, o se nos presenta una enfermedad en el mes en el que más gastos tenemos. Son imprevistos que necesitan atención lo antes posible y, con frecuencia, nos hacen correr a buscar dinero prestado para atenderlos. Lo cierto es que no podemos impedir que ocurran, pero sí podemos evitar que causen pánico en nuestro bolsillo.